Self-Portrait Along
the Border Line Between
Mexico and the United States

1932

After being in the United States for nearly three years, Frida was growing homesick for Mexico. In this painting, Frida makes clear her ambivalent feelings towards "Gringolandia" (the United States). In an uncharacteristically sweet elegant pink dress and white gloves, she stands like a statue on a pedestal between the two different worlds. In her hand she holds a Mexican flag which must indicate where her loyalties lie. On one side, the ancient Mexican landscape, with its rich warm natural earthy colors, exotic plants and pieces of Aztec sculpture. The forces of nature and the natural life cycle govern the Mexican side. On the other side, the dead, technology-dominated landscape of the United State is portrayed in dull greys and blues. There is just one link between the two worlds: an electricity generator standing on the U.S. soil draws its power from the roots of a plant on the Mexican side, which it then supplies to the socket on the pedestal on which Frida is standing. The legend on the pedestal reads: "Carmen Rivera painted her portrait the year 1932". (Carmen was Frida's baptism name.)

 

 

 

 

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Oil on metal
12 ½" x 13 ¾"
Collection of
Maria Rodriquez de Reyero
New York City, New York, U.S.A.

Óleo sobre metal
31 x 35 cm.
Colección de
María Rodriquez de Reyero
Nueva York,
Nueva York, EE.UU.

 

Autorretrato en la frontera
entre Mexico y los Estados Unidos

1932

Después de permanecer en los Estados Unidos casi tres años, Frida cada vez añoraba más México. En este cuadro, Frida muestra claramente sus ambivalentes sentimientos hacia "Gringolandia" (los Estados Unidos). Vestida con un delicado vestido rosa y guantes blancos que se apartan mucho de su regular vestuario, Frida está de pie como una estatua en un pedestal entre los dos mundos diferentes. En su mano sujeta una bandera mexicana lo que quizás indica donde radica su lealtad. En el otro lado, el antiguo paisaje Mexicano, con sus ricos y calidos colores naturales, plantas exóticas y piezas de esculturas Azteca. Las fuerzas de la naturaleza y el ciclo de vida natural gobiernan el lado Mexicano. En el otro lado, el paisaje inerte, dominado por la tecnología de los Estados Unidos, se muestra en pálidos colores grises y azules. Solo existe un nexo de unión entre los dos mundos: un generador eléctrico que está en el lado Norteamericano toma su poder de las raíces de una planta en el lado Mexicano, y suministra electricidad a un enchufe en el pedestal donde esta Frida. La leyenda en el pedestal dice: “Carmen Rivera pintó su retrato en el año 1932” (Carmen era el nombre de bautismo de Frida)

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